El Pucará de Tilcara fue en su momento un fuerte, no por su contrucción si no por su ubicación estratégica en el centro de la quebrada y su vista panorámica. Hoy solo quedan sus ruinas, y ellas dejaron constancia de como vivían los pueblos originarios de la zona antes de las invasiones hispánicas.
Hubicado a más de sesenta metros sobre el nivel de Río Grande, el Pucará ocupa ocho héctareas, fue ocupado en el siglo 9 d.C hasta el siglo 15 aproxímadamente, sin embargo los primeros pueblos se ubicaron en las laderas bajas, hacia el sur, y posteriormente se fueron extendiendo hasta ocupar el Pucará en su totalidad, en el siglo 14. El lugar fue luego ocupado por los Incas, que agregaron algunos tipos de edificaciones del estilo ritual y administrativo. La fotaleza pudo hacer llegado a albergar a más de mil quinientos habitantes.
Las familias que allí vivieron eran lideradas por un hombre, que era la cabeza de la familia, quien incluso tenía un lugar privilegiado para dormir, una especie de cama asentada sobre una construcción de piedra que lo dejaba por encima de su familia.La civilización adoraba a dos dioses principales, relacionados con la naturaleza, el sol y la luna.
Su ubicación también le permitió ser uno de los principales centos de producción, ya que permitía una gran interacción entre la puna y los valles. Desde la puna se traía: sal, obsidiana (vidrio volcánico), basalto, malaquita, turquesas y sitintas rocas usadas para confeccionar herramientas y puntas de proyectil; y desde los valles se llevavan madera, plumas, nueces, tinturas e incluso alúcinogenos como el cebil.
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